viernes, 12 de agosto de 2011

Si está mal la educación, edúcate tú mismo.

La única forma de apropiarse de la cultura es estudiando. Gracias al estudio paciente y esforzado de unos pocos monjes se preservó lo fundamental de la cultura antigua tras desplomarse la gigantesca estructura burocrática de Roma. En una sociedad sin estado como la medieval, fueron esos monjes lectores y transcriptores los que evitaron que se perdiera totalmente el legado clásico.
Por otra parte, ningún ministerio, ninguna superintendencia, ninguna agencia estatal, va a conseguir educar a quien no tiene amor por el conocimiento. Seamos sinceros, señores, buena parte de los estudiantes movilizados "por la educación" nunca tuvieron ganas de estudiar y, muy por el contrario, están felices viviendo la vida loca en las antípodas de la civilización, agrupándose en hordas peripatéticas y, si se tercia, provocando en batallas campales a la fuerza pública. Están demasiado excitados para contener a la criatura salvaje que llevan dentro, especialmente a una edad en que todavía se les considera penalmente irresponsables. Para estos animalillos, corretear por las calles es mucho más divertido que sentarse civilizadamente a leer libros.
Hoy, como nunca antes en la historia, la cultura está al alcance de todo el mundo mientras tenga interés en aprehenderla. Nadie nos puede sustituir en esa tarea. Nadie. Pero en lugar de fomentar la responsabilidad individual que le cabe a cada cual en su formación y despertar la consciencia de los muchachos al hecho inevitable de que tarde o temprando deberàn hacerse cargo de sus propias vidas, se promueve, en cambio, incansablemente y con singular éxito, la idea perversa de que nadie es responsables de su destino. Fracasaste o fracasarás no por tus decisiones erróneas o las de tus padres, sino porque hay una conspiración universal de fuerzas malignas ("el sistema", "los bancos", "la derecha") empeñadas en que fracases. Pero, descuida, tienes un paladín que te defenderá a cambio de que le des poder y recursos (nothing is free), sus epígonos lo anuncian con un nuevo evohé: ¡Desventajados del mundo, pongan su fe en el Estado porque el Estado os hará libres! No importa cuántas pruebas ofrezca la historia de la falsedad de esa consigna. No importa que haya quedado demostrado mil veces que en Chile los recursos públicos son el botin de guerra del gobierno de turno. Fuente ubérrima de prebendas para los jerarcas y sus amigotes. Y no importa porque en Chile no se educa para la libertad, sino para la servidumbre. Esa es la verdadera mala educaciòn. Liberalismo en Chile es una mala palabra. Se agudiza de este modo la tendencia psicológica natural de los individuos a culpar a otros de sus fracasos y a ser indulgentes consigo mismos. No puede extrañar entonces que el pueblo sacrifique alegremente, caceroleando, la libertad a cambio de que otro cargue el peso de sus tareas y culpas. Mientras esta mentalidad no cambie, mientras no se grabe a fuego en los niños que cada decisión que toman tendrá repercusiones en sus vidas, me temo que no a mejorar la educación chilena.

sábado, 9 de julio de 2011

Nietzsche y la coyuntura

Nietzsche se consideraba a sí mismo un “intempestivo” y, congruente con esa autocomprensión, dejó pocas observaciones sobre la contingencia política de su tiempo. Pese a que él era muy miope, su visión (filosófica) fue de largo alcance. No escribió para sus contemporáneos (que apenas le prestaron atención) sino para“el último hombre”, vale decir, para nosotros, los posmodernos. Nietzsche fue para mí (como para tantos otros adolescentes) el guía espiritual de la primera juventud, sobre todo a través de sus últimas obras, las que precedieron a (o fueron síntoma de) su locura. Hoy, ya frisando la cuarentena, vuelvo a sus primeros escritos y, cual Schlieman excavando sobre Troya, gozo desenterrando joyas de intuición sobre fenómenos de “candente actualidad” (como diría cualquier periodista). Esta tarde, por ejemplo, descubrí un aforismo (38) en “La gaya ciencia" titulado: “Los explosivos” que explica certeramente la psicologïa de los jóvenes movilizados:
“Si se considera cuán necesitada de explosión yace la fuerza de los jóvenes, no ha de extrañar a nadie la indelicadeza y falta de discriminación con que se deciden por tal o cual causa: lo que les incita es la visión del afán que tal causa suscita, dijérase la visión de la mecha encendida - no la causa misma. Por eso, los seductores sutiles saben cómo prometerles la explosión absteniéndose de fundamentar su causa: ¡No es con razones como se conquista a esos barriles de pólvora!”

domingo, 3 de julio de 2011

Cuadros de una exposición

“...los cuadros son los objetos más preciosos de una casa, y por eso, en caso de incendio, serían lo primero, si no lo único, que debería ponerse a salvo, como en otro tiempo los lares. ¿Quién puede determinar la influencia de los cuadros en los cuartos de trabajo, en las piezas nobles, en la habitación en que la madre espera un niño? Unos adquieren pleno sentido en viviendas modestas, otros en los palacios, otros en fin en las iglesias. Resulta triste verlos en los museos.”
Ernst Jünger, Heliópolis (Seix Barral), p. 125.

Resulta triste ver los cuadros en los museos, en abigarrada e irrespetuosa promiscuidad de almacén. Esto explica el sentimiento de vértigo y náusea que me provocan El Prado y demás museos de alta densidad pictórica. Cada cuadro merece un santuario y una devoción particulares. El tríptico del “Jardín de las delicias" exige su propio sancta sanctorum o, por lo menos, una sala propia. Otro tanto el del “Carro de heno” o el sobrecogedor retrato ecuestre de Carlos V pintado por Tiziano, tras la batalla de Mühlberg. Tal como se los expone hoy en día, adocenados, quedan sometidos a una impía banalización, reducidos a la categoría de atracción efímera para turistas.

lunes, 23 de mayo de 2011

Un nuevo fascismo


Un grave peligro se cierne sobre la democracia representativa. Un nuevo fascismo asoma amenazante en el horizonte mundial: la protesta callejera contra el poder de las urnas. En mi país, miles de personas protestan violentamente contra la creación de una central hidroeléctrica. Enarbolando las banderas de un ambientalismo de último minuto, todos los que odian al capitalismo, a la empresa privada y al gobernante que los representa se vuelcan a la calle a protestar rabiosamente. Poco importa que la decisión la haya tomado un gobierno elegido por la mayoría hace apenas un año y que se haya adoptado con perfecto respeto del marco legal vigente (también aprobado democràticamente bajo gobiernos anteriores de signo contrario al presente). Y es que el activismo vociferante se adjudica una legitimidad distinta y mejor que aquella que confiernen las urnas. Una autoproclamada susperioridad moral sobre los gobernantes (y de paso sobre quienes los hemos elegido). Esta minoría variopinta catalizada únicamente por su malestar contra "el sistema" y por un vago socialismo se echa a la calle para cambiar las cosas sin ninguna idea sobre cómo hay que cambiarlas.
Fenómeno anàlogo percibo en mi querida España. Miles de "indignados" copan la Puerta del Sol en Madrid. Es la nueva "Marcha sobre Roma". Me inquieta sinceramente lo que pueda salir de todo esto. ¡Al menos los camisas negras tenían un programa!

lunes, 14 de febrero de 2011

Historia Natural


"Debemos decididamente considerar falso que los hombres se conviertan en lobos y recobren de nuevo su propia forma..."
Plinio, Historia Natural, Libro VIII, XXXIV, 80.
Yo lo he visto con mis propios ojos.