Voces ideales y amadas
de aquellos que murieron, o de aquellos que han
desaparecido para nosotros como los muertos.
A veces hablan en nuestros sueños;
a veces las escucha nuestro espíritu en el pensamiento.
Y con su rumor por un instante retornan
ecos de la primera poesía de la vida nuestra -
como una música, en la noche, lejana, que se apaga.
Kavafis.
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A veces, aquellos que han desaparecido espían nuestros escritos. Otras, nosotros espiamos, ruborizados, los suyos. Y, así, furtiva, pudorosamente, nuestro espíritu vuelve a escucharlos en el pensamiento y comprendemos que no estamos, todavía, completamente muertos.
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