
Durante la mañana llovió sobre Santiago. Por la tarde paró el aguacero, las nubes dejaron algunos claros y el Sol despuntó por momentos otorgando un bello esplendor a toda la ciudad. Después de almorzar decidí adelantar mi caminata diaria bordeando el río Mapocho, para aprovechar lo más posible el aire limpio que nos regaló la lluvia. Al volver a mi casa caí en la cuenta que "Chile" se jugaba hoy su clasificación al mundial de fútbol de Sudáfrica, cuestión que aunque se resolviera favorable o negativamente "para el país", provocaría, de todos modos, un pandemonium insufrible (tengo tres "Fallas" en el cuerpo y eso destruye para siempre los nervios de cualquiera). Hube, pues, de tomar precauciones para escapar de la barahúnda y, puesto que tenía pendiente "Bellamy" el último estreno de Chabrol, corrí a encerrarme al cine que queda a unas cuadras de mi casa. De la película, sólo puedo decir que compraré el DVD para mis noches de insomnio, ya que me resultó soporífera. La única ganancia: el cuarteto de cuerdas de Elgar de la banda sonora.
Fue salir del cine y darme cuenta que estaba en una ciudad tomada. Un hedor a cerveza impregnaba el aire y bandas de pitecántropos excitados circulaban sin rumbo fijo, gesticulando y aullando en un lenguaje incomprensible, no humano. Ni en sus pesadillas más delirantes el propio Lovecraft pudo concebir a esa ralea que habita en la periferia de Santiago. Una especie subhumana, el "flayte" chileno, cuyo fenotipo pareciera acusar un ayuntamiento infame entre monos y batracios. Criaturas a las que, literalmente "se les va la vida" con el fútbol, ya que son bien capaces de matar para dirimir una disputa futbolística. Nacen, comen, se aparean, se drogan y se matan en los suburbios, pero organizan incursiones al mundo civilizado para robar o ir al estadio. Hube de sortear a varios de estos grupos de vesánicos para volver a casa y debo confesar que, tras cerrar la reja del edificio en que vivo, sentí alivio, de estar dentro y ellos fuera.
2 comentarios:
...Pero también son personas, recuerda. A mí en ocasiones tb se me olvida, pero por otros temas. El futbol me gusta, pero tiene esas cosas inexplicables que tu mencionas. Evolucionamos, ahora no mueren ni leones ni gladiadores ni se viola a chicas en un escenario, míralo así...
Tienes toda la razón. La historia del s. XX parece aconsejar abandonar la cuestión (de suyo debatible) de si la pertencia a la especie sapiens sapiens confiere inmediatamente la condición y dignidad humanas. Cuando los ejemplares malogrados con que se topa uno por la vida resucitan la interrogante hay vencerse a uno mismo y repetir como mantra "son personas", "son personas","son personas" y cambiar rápidamente de pensamientos. De lo contrario es fácil volverse un poco nazi.
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