Un amigo me comentaba sorprendido un documental del cable sobre una villa romana recientemente excavada. Quedó boquiabierto al enterarse que la casa contaba con un complejo sistema de calefacción a través de agua caliente que circulaba entre las paredes. Yo, sin querer de ningún modo disminuir su entusiasmo, pensaba para mis adentros que ni siquiera es necesario el auxilio de la arqueología para formarse una idea de la sofisticación de la vida romana. Basta con leer a sus poetas. ¿Alguien podría negar, por ejemplo, la vigencia y utilidad del Ars Amandi? Este auténtico manual de la conquista -que yo sigo al pie de la letra- me ha facilitado más de un triunfo.
2 comentarios:
Hace un par de años también comencé a utilizar a Ovidio. Es una joya, en nuestro mundo sería un gran Don Juan. Sin duda. Bonita reflexión la de los poetas.
El consejo más útil ha sido, sin duda:
Nec timide promitte: trahunt promissa puellas;
pollicito testes quoslibet adde deos.
Iuppiter ex alto periuria ridet amantum...
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