lunes, 29 de diciembre de 2008

La fille coupée en deux



Ayer he visto La fille coupée en deux de mi tocayo Chabrol, en El Biógrafo, acaso el último cine de barrio que va quedando en Santiago. La presentación de los créditos de la película es para mi gusto la mejor parte, una especie de obertura programática, dónde el rojo sangre al fondo de la pantalla y el "Mai nessum m'avrà" de Turandot anuncian lo que vendrá... Me resulta imposible no sentir simpatía por Charles Saint-Denis, el escritor maduro que enamora a la tonta jovencita y hace con ella lo que se le antoja. A otros, sobre todo a las mujeres, les parecerá un cerdo egoísta. Por otra parte, no logré entender el motivo de la odiosidad que le profesa a Saint-Denis el joven millonario Paul Gaudens ¿Envidia? ¿atracción homosexual no asumida? Hay una historia previa entre ambos contada sólo a medias por el escritor. Indicios vagos en las conversaciones de Gaudens con su madre paracen insinuar algún tipo de abuso infantil del que fue víctima por un profesor (Saint-Denis, recuerda también a un cura que lo tocaba). Ahora bien, no sé si es un defecto del guión o un "refinado recurso" que la cuestión del motivo finalmente no quede resuelta. Al final nadie gana. Nadie la tendrá. Lo cual deja un sabor amargo, pero a la vez nos enseña cómo es la vida.

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