
Quae venit ex tuto, minus est accepta voluptas... El placer que se obtiene sin riesgos es menos grato, dice el poeta del Ars amandi. Ciertamente, pero... ¡ay! allí están siempre asediándonos alevosamente a nosotros, los amantes de "jeunes adolescents ou poutôt jeunes filles", a nosotros, los alegres libertinos, "les maladies honteuses, et presque incurables", el castigo a "notre grande dégradation", como nos recuerda Lautréamont. ¿Y qué hacer cuando llega el tiempo de las tribulaciones y del rechinar de dientes?... ¿qué hacer cuando un grano infame o una secreción inmunda anuncian el regalo envenenado de la malvada Venus? Pues... poner a nuestros maltratados falos bajo la protección del bondadoso Padre Príapo y de los santos antibióticos.