lunes, 23 de mayo de 2011

Un nuevo fascismo


Un grave peligro se cierne sobre la democracia representativa. Un nuevo fascismo asoma amenazante en el horizonte mundial: la protesta callejera contra el poder de las urnas. En mi país, miles de personas protestan violentamente contra la creación de una central hidroeléctrica. Enarbolando las banderas de un ambientalismo de último minuto, todos los que odian al capitalismo, a la empresa privada y al gobernante que los representa se vuelcan a la calle a protestar rabiosamente. Poco importa que la decisión la haya tomado un gobierno elegido por la mayoría hace apenas un año y que se haya adoptado con perfecto respeto del marco legal vigente (también aprobado democràticamente bajo gobiernos anteriores de signo contrario al presente). Y es que el activismo vociferante se adjudica una legitimidad distinta y mejor que aquella que confiernen las urnas. Una autoproclamada susperioridad moral sobre los gobernantes (y de paso sobre quienes los hemos elegido). Esta minoría variopinta catalizada únicamente por su malestar contra "el sistema" y por un vago socialismo se echa a la calle para cambiar las cosas sin ninguna idea sobre cómo hay que cambiarlas.
Fenómeno anàlogo percibo en mi querida España. Miles de "indignados" copan la Puerta del Sol en Madrid. Es la nueva "Marcha sobre Roma". Me inquieta sinceramente lo que pueda salir de todo esto. ¡Al menos los camisas negras tenían un programa!