jueves, 29 de abril de 2010

Del hastío de los sabios

"Desplegando las velas huye, hombre feliz, de toda cultura".

Este consejo, atribuido a Epicuro, me trajo a la memoria la queja de Nietzsche sobre cómo desperdició su mejor juventud "por unos cuantos cachivaches de polvorienta sabiduría". Se cuenta que eremitas y monjes solitarios sufren crisis de horror vacui. La soledad, el recogimiento espiritual, termina por aplastarlos. Análogamente intelectuales y eruditos pasan por crisis de hastío, saturación o desesperación respecto del conocimiento. Tanto más, hoy, con la superabundancia de información que desborda hasta al más entusiasta. En lenguaje económico podríamos explicarlo por una repentina conciencia del "costo de oportunidad", de los goces mundanos que se dejan de lado. Esto, a su vez, da cuenta de ese mecanismo de defensa, tan evidente, del sabio que desprecia al mundo y sus voluptuosidades. De ese modo se autoconvence de que su opción es lo único que vale la pena y desoye la queja de sus apetitos.
Creo que la solución no está en la manida teoria del "justo medio", en mantener un supuesto equilibrio entre los goces intelectuales y los sensuales, sino en la oscilación entre los extremos. Como en una suerte de mecanismo termostático, la saturación de la cultura nos devuelve al mundo de los llamados "bajos placeres"; pero, a su vez, el hedonismo desenfrenado termina también por hastiar, haciéndonos retornar al camino de la sabiduría. A mí, por lo menos, me ha dado resultado.

jueves, 15 de abril de 2010

Tutto nel mondo è burla


El último Verdi termina su última ópera con una fuga y el viejo Falstaff nos canta alegremente la postrera -y única- sabiduría que alcanzaremos antes de partir...

http://www.youtube.com/watch?v=yb3lZo10YP8